El EDE Morón / Nuevo Encuentro invita a la charla-debate abierta a la comunidad, sobre el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que se realizará el jueves 24 de septiembre a las 19 hs. en la Unión Árabe de Morón, San Martín 882, ciudad de Morón. Contará con las exposiciones de:
• Guillermo Mastrini, Licenciado en Ciencias de la Comunicación, Profesor Titular de la cátedra "Política y Planificación de la Comunicación", en la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y ex Director de la misma carrera. Profesor de la Universidad Nacional de Quilmes. Integrante de la Coalición por una Radiodifusión Democrática. Autor junto a Martín Becerra de "Los dueños de la palabra. Acceso, estructura y concentración de los medios en la América latina del Siglo XXI".
• Sergio Lucarini, Productor de radio y televisión. Ex Presidente de la Cooperativa de Trabajo para la Comunicación Social a cargo de FM En Tránsito, codirector de la Revista Güarnin! y conductor de los programas de radio “Al Oeste” y “A Contramano”.
• José Sbattella, profesor titular de la Facultad de Ciencias Económicas y de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata y ex presidente de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. Integra el Movimiento Libres del Sur, por el cual fue candidato a diputado por el Nuevo Encuentro en las últimas elecciones. Miembro del grupo Fénix de la Universidad de Buenos Aires y Director del Instituto de Estudios Fiscales y Económicos.
La moderación de la actividad y los comentarios finales estarán a cargo de Marcela Pacheco, locutora nacional, música, compositora, actriz, periodista. Participó en la conducción del noticiero de América 2 "Buenas noches América", el magazine “Medios Locos”, y el noticiero de medianoche “Visión 7 - Tercera Edición”, de la TV Pública, entre otros. Condujo también el acto del 23 de marzo pasado en las escalinatas de Tribunales, en la velada previa al aniversario número 33 del último Golpe Militar, convocada por H.I.J.O.S Capital.
Habrá buffet a beneficio de la delegación del EDE al Encuentro Nacional de Mujeres.Los y las esperamos. Agradecemos la difusión.
Encuentro Por la Democracia y la Equidad - http://www.partidoencuentro.org.ar/
Instituto de Estudios Públicos - http://institutoedemoron.blogspot.com/
Por Edgardo Mocca
La casi totalidad de los diputados que reivindican su pertenencia al espacio progresista votaron a favor del proyecto de regulación democrática sobre los medios de comunicación audiovisuales. Se afirma así una tendencia que se insinuó en ocasión de la discusión de la reforma al régimen jubilatorio y, más recientemente, el sostenimiento de las retenciones a las exportaciones agrarias.
No debería sorprender la actitud tomada por el espacio de centroizquierda: la reforma de la “ley” dictatorial sobre los medios en un sentido antimonopólico forma parte del acervo político-cultural de ese sector. Sin embargo, hay buenas razones para interrogarse sobre la consistencia y la proyección en el tiempo de esa conducta. El propio episodio de la discusión de la ley muestra el profundo debate que atraviesa al progresismo.
Pino Solanas hizo todos los esfuerzos posibles para definir el voto de sus aliados en una dirección opuesta. Ni la orientación ni los argumentos del cineasta son novedosos; para él el conflicto político argentino gira en torno de un simulacro: el kirchnerismo oculta su faz –idéntica al menemismo, según Solanas– detrás de una fachada popular-progresista. Desnudar esa falsía es, desde hace ya un largo tiempo, la tarea principal de las fuerzas populares “verdaderas”.
En el caso de la ley de medios, la argumentación enfrentó un poderoso obstáculo. La elaboración del proyecto no es una lucubración de gabinete surgida entre gallos y medianoche del riñón kirchnerista: es el producto de un poderoso movimiento social que impulsaron organizaciones sociales y dirigentes políticos de innegable trayectoria y clara pertenencia a la izquierda. De manera que los argumentos para desecharlo y mantener en pie una ley que supedita la libertad de expresión a las necesidades de la “seguridad nacional” no lucían muy atractivos. En la práctica, la prédica oposicionista fue progresivamente aislada y reemplazada por una inteligente línea de negociación del proyecto punto por punto.
Por otro lado, Solanas, a pesar de su reciente notable elección en la Ciudad de Buenos Aires no ha alcanzado el liderazgo indiscutido del sector. Un importante núcleo de dirigentes y fuerzas de centroizquierda vienen sosteniendo una mirada distinta sobre el proceso político en curso. Martín Sabbatella, referencia central de esta corriente, lo sostuvo de modo insistente en su también exitosa campaña electoral: el kirchnerismo puede ser objeto de muchos y razonables cuestionamientos, pero no debería negarse que su gobierno ha desplegado una agenda de cuestiones centrales para el futuro. En consecuencia, aparece muy problemático el desarrollo de fuerzas populares y progresistas al margen de los nudos reales del conflicto político, tal como se viene dando en estos días.
Después de la votación en Diputados, asistimos a una inopinada intervención del columnista del diario Clarín Eduardo van der Koy en el debate del progresismo. En su comentario del viernes 18 pasado, advierte la generación de un bloque de poder kirchnerista para la transición, basado en el acuerdo con el centroizquierda. Añora de este espacio “la capacidad de análisis global que supo caracterizarla aquí y en cualquier rincón del mundo”. Y hace una serie de llamados de atención principalmente dirigidos al Partido Socialista, en el sentido de que su conducta reciente podría debilitar su esquema de gobernabilidad en la provincia de Santa Fe. El operativo extorsivo sobre el socialismo santafesino fue adquiriendo visibilidad en las últimas horas y se basa en el avieso rumor de una “compra” de los votos de la bancada de ese partido por parte del gobierno nacional. Las hasta ahora no desmentidas declaraciones de Felipe Solá sobre el uso de la chequera gubernamental para ganar la votación concurren en la generación de un clima –furiosamente amplificado por el grupo Clarín– en el que el debate político es sustituido por las descalificaciones sin fundamento.
Para la izquierda parece ser un momento de grandes definiciones. No se trata del falso dilema de apoyar o no al gobierno de Cristina Kirchner. Lo que está en cuestión es el perfil de una posición política y su proyección futura. En estos días hemos asistido a una demostración de fuerzas del progresismo. Lejos de quedar atrapado en una lógica de “todo o nada”, los diputados del sector activaron una negociación inteligente y con base de principios. Lograron la modificación de los aspectos más conflictivos del proyecto: la apertura del acceso de las telefónicas al negocio mediático y la composición de la autoridad de aplicación. Tenemos un proyecto con media sanción mejorado seriamente respecto de su redacción original. El Gobierno también hizo la experiencia de cómo la flexibilidad política y el diálogo facilita la construcción de mayorías concretas en temas de particular sensibilidad. El progresismo no puso esta vez el testimonio moral en el lugar de la definición política; no recitó su desgraciadamente frecuente apelación a todo lo que está mal en el país y a todo lo que este gobierno no ha resuelto. Se situó en la materia del debate y produjo un resultado que por su amplitud y contundencia crea favorables condiciones para el debate en el Senado.
Pero la discusión sigue. Y las presiones de los grupos multimediáticos y de las corporaciones empresarias se pondrán al rojo vivo. Están dispuestos a dialogar con un centroizquierda “serio”, “moderno”, “realista”. Con un centroizquierda que haya aprendido definitivamente la existencia de límites insalvables para cualquier proyecto transformador. No importa si el progresismo clama contra la pobreza y la injusticia: eso forma parte del folklore de cualquier “país normal”. El problema es que esté dispuesto a comprometer sus fuerzas en la definición de las pulseadas reales de poder que transcurren. Si así ocurre se termina con los buenos modales. Sobreviene el chantaje, las campañas de descalificación, el silenciamiento. Para tener buen marketing, la izquierda tiene que tener comportamientos “razonables”.
Parece estar naciendo un proyecto serio y maduro en el centroizquierda. Un proyecto sólida e indiscutiblemente democrático. Ajeno a toda idea fundamentalista y maniquea. Y dispuesto a crecer en democracia, a ampliar su base de sustentación con un horizonte de mayorías y de gobierno. Por supuesto que tendrá que recorrer un camino complejo y lleno de obstáculos. Pero ni el atajo de las concesiones políticas a la derecha, ni el ejercicio de la proclamación sectaria de las propias verdades al margen de la lucha política deberían torcer el camino emprendido.
• Sergio Lucarini, Productor de radio y televisión. Ex Presidente de la Cooperativa de Trabajo para la Comunicación Social a cargo de FM En Tránsito, codirector de la Revista Güarnin! y conductor de los programas de radio “Al Oeste” y “A Contramano”.
• José Sbattella, profesor titular de la Facultad de Ciencias Económicas y de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata y ex presidente de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. Integra el Movimiento Libres del Sur, por el cual fue candidato a diputado por el Nuevo Encuentro en las últimas elecciones. Miembro del grupo Fénix de la Universidad de Buenos Aires y Director del Instituto de Estudios Fiscales y Económicos.
La moderación de la actividad y los comentarios finales estarán a cargo de Marcela Pacheco, locutora nacional, música, compositora, actriz, periodista. Participó en la conducción del noticiero de América 2 "Buenas noches América", el magazine “Medios Locos”, y el noticiero de medianoche “Visión 7 - Tercera Edición”, de la TV Pública, entre otros. Condujo también el acto del 23 de marzo pasado en las escalinatas de Tribunales, en la velada previa al aniversario número 33 del último Golpe Militar, convocada por H.I.J.O.S Capital.
Habrá buffet a beneficio de la delegación del EDE al Encuentro Nacional de Mujeres.
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Tras varias jornadas intensas, finalmente logramos terminar nuestro " proyecto escuela 14". En conjunto con profesores, padres, madres y estudiantes de dicha institución pintamos varias aulas que se encontraban en un notorio estado de deterioro. Esta jornada se enmarca en las diversas actividades sociales que la Juventud de Morón realiza. Aquí abajo les dejamos el antes y después del colegio
Vivimos un momento crucial. Hay operaciones que infunden terror hablando de “chavización”. Diputados que se bajan de lo que siempre sostuvieron. Una a una, las refutaciones a todas sus falacias. Veintitrés razones por las que apoyamos la nueva Ley de Medios, aunque la impulse el kirchnerismo.
Por Roberto Caballero, Director de revista Veintitrés
2) Este Parlamento es ilegítimo para tratarla, hay que esperar a los diputados que asumen el 10 de diciembre: este argumento, agitado por la oposición por derecha al Gobierno, es uno de los más peligrosos. Es casi golpista, porque deslegitima a los actuales diputados, que son los que hay. Cerrar el Parlamento hasta diciembre, que es lo que en verdad proponen, es atentar contra uno de los tres poderes del Estado: el Legislativo. La Argentina tiene un régimen presidencialista, no es como España o Italia, donde con cada variación legislativa se elige un premier. Aquí existe continuidad institucional. Un escenario donde con cada cambio de composición de las cámaras (que reflejan mayorías siempre circunstanciales) se revisen todas y cada una de las leyes en vigencia, consagraría la “inseguridad jurídica”, esa que tanto preocupa a la Embajada, al Pro y a los falsos liberales que supimos conseguir. Es tan sabia la Constitución que cuando hay elecciones de un nuevo presidente, igualmente debe cumplirse con el requisito, también constitucional, de enviar el Presupuesto del año siguiente antes del mes de octubre a cámaras que gozan de la misma “ilegitimidad” que se les adjudica a las actuales.
3) Es una ley K para controlar a los medios: muchos gobernantes, también los Kirchner, tienen una tendencia a confundir gobierno con Estado. Aceptemos que es una manía habitual de los políticos que tenemos. Lo raro de esta afirmación es que aquellos que dicen representar lo opuesto participen de la misma confusión: una norma siempre viene a regular algo y necesita de una autoridad de aplicación para hacerla cumplir. Si la nueva Ley de Medios sale, después de 26 años, se habrá sancionado una norma enviada por el Poder Ejecutivo, analizada y discutida por el Poder Legislativo, que enterrará al Comfer creado por Videla y Martínez de Hoz, que permite la discrecionalidad total, creando una Agencia Federal, de carácter democrático, que puede ser (como pide el oficialismo) dependiente del Ejecutivo con vigilancia parlamentaria, o autárquica (como pide Pino Solanas o Margarita Stolbizer), que controle el cumplimiento efectivo de lo que la sociedad, a través de sus representantes, decidió darse como ley. No se puede ser “legalista” o “anarquista” según convenga. El Estado es el Estado, las leyes son las leyes y los gobiernos, administradores momentáneos de la cosa pública.
4) Es una ley para regalarle el fabuloso negocio del “triple play” a las telefónicas, salimos del monopolio de Clarín y vamos hacia el monopolio telefónico: llama la atención que Silvana Giudici (UCR), tenaz opositora al proyecto oficial y una de las que alerta sobre esta posibilidad, tenga un proyecto propio –que pocos conocen– donde el ingreso de las telefónicas está prácticamente desregulado. Quien quiera leerlo puede acudir a Diputados y solicitar el expediente 16-D-2008, que reproduce el 4369-D-2006, de Giudici, donde sólo les exige a las telefónicas que exista otro servicio en la misma área, que los consumidores tengan opinión y que tengan un porcentaje superior al 20 por ciento de programación independiente de cada medio propio. Buenas intenciones, pero nada más. El proyecto oficial, en cambio, es bastante más riguroso: las empresas de servicios públicos están autorizadas a prestar conjuntamente telefonía, Internet y televisión (triple play) siempre y cuando cumplan con requisitos técnicos como la apertura de sus redes a otros prestadores, la portabilidad numérica (que el número telefónico sea de los abonados y puedan llevarlo de empresa a empresa), la apertura de sus redes troncales y la obligación de darle al resto de los operadores toda la información técnica que se requiera. Además, las obliga a crear unidades de negocio por separado, prohíbe los subsidios cruzados entre estas unidades y se sancionan fuertemente las conductas monopólicas. Y algo más: deberán tener un 70 por ciento de capital accionario argentino. Habrá mayor competencia y, quién les dice, hasta quizá bajen los precios del servicio, lo que siempre es muy bueno.
5) Ataca la libertad de prensa: lo que reduce el margen de opinión, en realidad, es la concentración económica. En el 2002, la UTPBA (el sindicato de periodistas de Buenos Aires) planteó que “no hay democracia informativa sin democracia económica”. El derecho a expresarse e informarse verazmente es un derecho de tercera generación, contemplado en pactos internacionales a los que la Argentina suscribe. Si en el pasado era el monarca el que decidía quién hablaba y quién no, si luego fue el empresario capaz de comprar la imprenta el que velaba por esto, las legislaciones más avanzadas de fines del siglo XX consideran que la sociedad hoy es la que tiene la custodia de este derecho propio y exige a los Estados que garanticen mediante normas desmonopolizadoras su plena vigencia. Si algo ataca a la libertad de expresión y a la prensa libre, es la discrecionalidad política y empresaria no reglamentada. El decreto ley 22.285, el de la dictadura aún vigente, luego modificado por varios decretos de Carlos Menem, permitió una concentración económica que es un verdadero atentado contra la pluralidad informativa. Si la nueva ley enviada al Parlamento ataca a la prensa, ¿qué se puede decir de este engendro que habilita a que una sola persona sea titular de 24 licencias de radio y TV y donde la autoridad de aplicación está integrada por servicios de Inteligencia de las tres armas y empresarios? ¿Un interventor del Comfer, elegido a dedo por el Presidente, como sucede hasta ahora, puede garantizar la libertad de expresión? La verdad, no. Salvo que, como Gabriel Mariotto, envíe un proyecto al Parlamento donde su cargo y el organismo que regentea desaparezcan. Lo que entra en crisis, en realidad, es la libertad de empresa entendida como multiplicación de la renta por vía de la ilegalidad, a costa de un derecho social. Donde no hay ley, ganan los más fuertes. Eso pasó durante todos estos años.
6) Es para destruir a Clarín: esto lo dicen Clarín y los ultrakirchneristas desvariados, y no deja de ser una falta de respeto a la militancia de todos estos años de hombres y mujeres integrantes de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, autora de los ya famosos 21 puntos básicos por el Derecho a la Comunicación. Convendría, en todo caso, que los gerentes del grupo en cuestión lean lo que publicaron en su diario el miércoles 2, en la sección Tribuna, página 29. Es la opinión de Marcos Novaro, profesor de Teoría Política Contemporánea (UBA): “Conviene no sobrevalorar el sistema de medios que eventualmente resultaría afectado, y que dudosamente pueda ser descrito como el reino de la libertad de expresión. No sólo en el caso de Clarín, cuyo debilitamiento como grupo económico incluso puede que lo estimule a mejorar como empresa periodística, terreno en que su independencia de criterio declinó a medida que progresaba la suerte de sus inversiones”. Toda crisis es una oportunidad.
7) Cada dos años se van a revisar las licencias: falso. Se trata de una revisión de carácter técnico, para no estar reformando la ley cada vez que salga al mercado una nueva tecnología que altere las reglas de compatibilidad o multiplicidad de licencias. Es más, en el proyecto de ley queda expresamente aclarado, luego de las críticas que recibió el anteproyecto, que se preservan los derechos de los titulares de licencias o autorizaciones al momento de la revisión. Y si se sacara el artículo, ¿la oposición votaría la ley?
8) Le quieren dar el 33 por ciento a las ONGs para ampliar el sistema público por vía de cooptación con publicidad oficial: esta idea de que el kirchnerismo compra a los medios con dinero público está muy instalada y nunca suficientemente discutida. ¿Cuánto dinero público reciben, por caso, Clarín y La Nación en Papel Prensa y cuánto de publicidad oficial por año? ¿Cuántas industrias se pueden dar el lujo de tener, como ellos tienen, subsidiado su insumo básico por todos los contribuyentes? ¿Cuántas licitaciones del Estado nacional ganó Tinta Fresca para vender libros a los ministerios de Educación? ¿Cuánta pauta reciben Clarín y La Nación de los organismos descentralizados como la ANSeS y la AFIP? Y, sin embargo, ninguno de los dos diarios es oficialista. Con respecto al porcentual de ONGs que van a poder acceder a las licencias, es una buena noticia, porque regulariza situaciones de hecho y porque crea un nuevo sujeto público con derecho a opinar, generando una prensa no atada sólo al lucro. En la vida también hay otras cosas interesantes. Universidades, iglesias, sindicatos, asociaciones educativas, etnias diversas, entre otros, podrán ampliar la oferta de consumo cultural. Todo eso enriquece a la sociedad. La diputada Giudici, por caso, en su proyecto del que ya hablamos, proponía un porcentaje aún mayor que los K: el 40 por ciento.
9) La impulsa un señor como Mariotto, que cometió ilícitos con una radio trucha: esto es un chiste. La trayectoria de Mariotto es la de un académico militante, que en el pasado burló la ley de radiodifusión de la dictadura para hacernos escuchar un discurso alternativo al hegemónico, como se podía. El día que vaya preso por eso, somos muchos los que lo podemos acompañar, porque hicimos las mismas cosas. Y las volveríamos a hacer. El obispo de Mercedes, monseñor Agustín Radrizzani, que salió a criticar la ley, tiene la frecuencia del obispado en la que debieran difundirse las enseñanzas de la Iglesia concesionadas a un empresario privado que en la Capital Federal emite Radio Concepto. ¿Acaso eso no es trucho? Y De Narváez, opinando como juez y parte. Vamos.
10) Los Kirchner no son creíbles porque en Santa Cruz armaron una prensa adicta: los que les niegan a los Kirchner espesor moral para impulsar una nueva Ley de Medios confunden lo accesorio con lo importante. Un secretario privado del ministro de Guerra de Agustín P. Justo, que alguna vez viajó a Italia y quedó sorprendido por Il Duce, cierto día llegó a presidente y mandó sancionar por un Parlamento democrático las “leyes sociales” por las que peleaba un socialista como Alfredo Palacios. Estas siguen vigentes hasta hoy. Los antecedentes no ayudaban a Perón, es cierto, pero el prejuicio tampoco a comprenderlo.
11) Los Kirchner extendieron las licencias y favorecieron la concentración, no hay que creerles ahora que quieren hacer lo contrario: esta supuesta ambivalencia empuja a muchos a refugiarse en la desconfianza, que es un buen lugar para nunca equivocarse y para nunca acertar. Criticar a los Kirchner por lo que hicieron en el pasado y volverlos a criticar cuando hacen lo opuesto es un argumento esquizoide. Si estaba mal lo de antes, lo de ahora debería ser lo bueno. ¿O no?
12) Van a lloverle juicios al Estado: quizá. Lo mismo se dijo cuando se devaluó, se renegoció la deuda y se modificaron los contratos con las privatizadas. Pasaron siete años y todavía el Estado nacional no erogó un solo centavo en concepto de indemnización.
13) Es una ley extorsiva: el 31 de agosto, un decreto oficial canjeó todas las deudas impositivas y previsionales a los dueños de los medios por publicidad oficial. Un gobierno que quisiera extorsionarlos habría utilizado estas deudas para ponerlos contra la espada y la pared: quiero buenos titulares, a cambio de no ejecutarte. Esto tampoco pasó.
14) No es un buen momento para debatir la ley, hay otras urgencias: en los últimos 26 años nunca hubo un “buen momento”. ¿En serio alguien cree que si no se distribuye la palabra los otros problemas más urgentes se pueden solucionar? Este argumento lo único que busca es perpetuar el statu quo. ¿A cuánto cotiza esta semana la preocupación por la pobreza de los gerentes noticiosos del sistema tradicional de medios?
15) Le quieren dar una radio a Moyano, que la va a usar para hacer propaganda: esto lo dijo María Eugenia Estenssoro, la diputada de la Coalición Cívica. Está tan naturalizada la idea de que si un medio es de un empresario está bien y si, en cambio, lo maneja un sindicato es algo corrupto, que lo dijo y nadie le dijo nada. Pero es un comentario discriminador. Y conste que los que hacemos esta revista estamos más cerca de Tosco que de Rucci.
16) La autoridad de aplicación va a responder al Ejecutivo: lo que responde al Ejecutivo hoy es el interventor del organismo creado por una dictadura. Esto es lo grave. El organismo democrático que vendrá a reemplazarlo, sea autárquico como quieren unos, o sea dependiente del Ejecutivo con control parlamentario y presencia de las minorías, como quieren otros, es mucho mejor que lo que tenemos.
17) Es un traje a la medida del kirchnerismo: hablando en serio, esta ley beneficia más a los que vengan a gobernar después de los K que a los K. Ni ellos mismos estaban convencidos de mandarla. Un largo proceso los convenció de hacerlo. El año pasado, después del lockout agropecuario, cuando con alguna tibieza se comenzó a hablar de una ley que reemplazara a la de la dictadura, esta revista hizo una tapa. Dijimos entonces que la votaban en 60 días. Fue un papelón.
18) No hubo discusión pública: lo más vergonzoso de este planteo es que proviene de los mismos que durante todos estos meses fueron incapaces de dar publicidad al debate en sus propios multimedios, invisibilizándolo. Jugando a que el Gobierno se arrepintiera. Escamoteándoles a sus audiencias la trascendencia del debate. ¿Dónde se divulgaron los foros provinciales? ¿Y los “Café Cultura” donde se discutió el anteproyecto? Hablemos en serio: desde el 1 de marzo del 2009, fecha de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, cuando Cristina anunció el envío del proyecto de ley, durante cuatro meses, el diario Clarín publicó 77 notas sobre el tema, de las cuales sólo 3 fueron informativas. De las 74 restantes, 10 estuvieron en su sección editorial y columnistas propios y 64 se les ofrecieron a los lectores del diario incorporando el punto de vista sesgado de su gerencia como si fuera información desopinada en secciones como El País, Medios y Sociedad. En todos los casos, se omitió prolija y calculadamente informar sobre algún aspecto positivo de la nueva ley. Dice el filósofo Zizek: “La lógica misma de la legitimación de la relación de dominación debe permanecer oculta para ser efectiva”. Vaya si ocultaron su propósito. Si eso no es poder, qué es. El poder de manipular.
19) No beneficia en nada a la gente: si pensamos que detrás de un sindicato hay gente y lo mismo sucede detrás de una radio comunitaria, de un diario independiente; si creemos que detrás de un diario, una TV o una frecuencia radial hay audiencias que escuchan y quieren hacerse oír; si leemos el proyecto y descubrimos que el cable, por ejemplo, va a ser considerado un servicio público, lo que obliga a las prestadoras a dar una tarifa social; si en serio pensamos que habrá nuevos jugadores, es decir, mayor competencia y eso puede llegar bajar los precios de esos mismos servicios, evidentemente la gente se beneficiaría. Hagamos un ejercicio: tomemos todos los servicios que llegan a nuestro domicilio. Veamos cuánto pagamos por cada uno de ellos, en forma mensual o bimensual. Ahora bien, tomemos la boleta mensual de Cablevisión y Fibertel. ¿Lo descubrieron? Sí, es el servicio más caro y abusivo de todos los que pagamos.
20) No va cambiar nada: ¿Y si pensamos que puede cambiar mucho? Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad.
21) Es para apretar a los periodistas: sin duda la relación con los periodistas podría ser mejor. Pero quizás, algún día, los periodistas podamos hablar claro sobre todos los aprietes que sufrimos y que no provienen, precisamente, de los funcionarios de turno. Hay algo que es cierto: a mayor discrecionalidad, mayor riesgo. A menor discrecionalidad, el riesgo baja. La ley es clara: no permite censuras, ni persecuciones. Sólo hay que hacerla cumplir.
22) Es una pelea entre patronales, que no beneficia a nadie: este es el argumento de la izquierda maximalista, reciclada en módica inspectora de revoluciones que se acostumbraron a ver por televisión. Ahora van a tener más canales.
23) Esta ley no recoge el consenso de los argentinos: falso. Esta ley retoma los principales aspectos de las conclusiones del Consejo para la Consolidación de la Democracia, del gobierno de Raúl Alfonsín; es casi idéntico al proyecto presentado por la diputada del GEN Margarita Stolbizer, y resume los principales aspectos del proyecto de ley presentado por la radical Giudici. Sin embargo, el partido de Gerardo Morales insiste en oponerse al proyecto. Hay radicales que no cambian más: hablan como Alem para después votar como Alvear. En fin.
Nota de opinión de un militante
Tengo la suerte de haber nacido en democracia. Suerte que a veces cuesta valorar en momentos en los cuales uno desea haber estado en otro momentos. Momentos más difíciles en los cuales uno ponía en juego todo: las ideas, el patrimonio, la familia, la libertad, la carne. No sé si me hubiese dado el cuero, pero para ponerme excusas debo decir que las personas conforman su carácter y su idiosincrasia en el marco del momento histórico en el cual están inmersos. Es difícil imaginarse un mártir, un Che Guevara, un Rodolfo Walsh, en tiempos actuales.Haber nacido en democracia tiene como consecuencia que algunos conceptos sólo pueda entenderlos en teoría: represión, censura, persecución, tortura, totalitarismo. He vivido varios gobiernos, algunos con más conciencia que otros producto de la edad, en los cuales todo eso que menciono no sucedió. Sí sé, en cambio, qué quiere decir neoliberalismo, desigualdad, injusticia, hambre. Conceptos que vi y que tuve la suerte de palpar y conocer de cerca. No porque me haya sucedido alguna de esas situaciones a mí gracias a la suerte, sino porque en algún momento la cabeza me hizo "click" y cambié algunos hábitos. Cambié objetivos en la vida y prácticas cotidianas, pero eso queda muy pomposo decirlo. Entonces digamos que me animé a ser parte.Por eso conozco de esos sufrimientos, provocados por la clase dominante que siempre va en búsqueda de su interés sin importarle demasiado el resto. Claro que en alianzas con gobiernos corruptos, traidores, inútiles.Pero volvamos al punto de inicio y al título de estas líneas. La Censura. El concepto de censura es casi opuesto al de democracia. Sabemos que la palabra democracia se la puede entender de mil maneras, es un significante con infinidad de significados. No es a estas alturas objetivamente algo, una cosa. Y como lo que diga la real academia nos importa poco, vamos a decir que el concepto de democracia se encuentra en constante lucha de poder. Los más progresistas dirán que tiene que ver con una serie de derechos. Algún radical dirá que se trata de asuntos de calidad institucional. Y la derecha, a la que poco le importa la democracia, la vinculará al mercado para que la dejen recaudar lo máximo posible sin que le rompan demasiado las pelotas. Eso sí, todos vamos a coincidir en que si hay censura, si se restringe la libertad de opinión, se afecta feo a la democracia.Reitero, no conocí épocas de censura, o mejor dicho, prácticas directas censurantes al estilo que te vayan a buscar por decir algo y que te aprieten, te presionen, te repriman o te cierren tu canal de expresión. Porque censura indirecta (que quizás es peor) siempre hubo, a partir de la concentración multimediática, de la 22285, de la falta de regulación de ciertas prácticas estatales (publicidad oficial como ejemplo). Cosas de las que nadie habla porque a nadie le conviene, los afectados mucha capacidad de generar sentido público no tienen, entonces miramos para otro lado.Pero ahora reflotó todo esto de la censura con el Proyecto de Servicios de Comunicación Audiovisual, Ley K de Control de Medios para algunos. Se instaló en agenda mediática que la intención de esta ley es controlar a los medios, aunque sin demasiado asidero o amparado en alguna cuestión técnica objetiva. Que el Estado revise cada dos años la licencia, no dice nada, no justifica pensar en algún control. ¿Es eso todo lo que tienen? Me surge pensar que nos están subestimando. Mala elección.Estos grupos no han analizado correctamente la realidad, quizás inmersos en ese mar de mentiras que nos quieren imponer todos los santos días. Se han leído a ellos mismos aparentemente y se lo han creído.Nadie les va a discutir que son los ganadores de la batalla de la 125. Y mucho menos que han tenido que ver claramente en la caída de la imagen positiva del actual gobierno. Pero no se han dado cuenta de que al haber avanzado tanto quedaron muy expuestos. Y ahora todo el mundo sabe que están operando. Piedra Libre. Como lo grafica la frase de esa banda de rock: "Cuanto más alto trepa el monito, así es la vida el culo más se le ve". Y se les vieron todas las intenciones.Hay que agradecer a este Gobierno que a través de acciones que indudablemente han afectado intereses, encontró como resultado haberles quitado el velo de los ojos a mucha gente.Ahora esas operaciones están visibles. Creanmé, no es como antes. Mi abuelita, que mira Susana Gimenez todas las noches, sabe que Clarín opera.Pero los muchachos no arrugan y fueron por más. Fueron a censurar! Los que piden que no haya censura fueron a censurar. Un pobre pibe, que un día aprovechando la libertad de expresión que la Internet nos regala (esa que ellos dicen bancar), se animó a poner un blog. Ese blog creció y creció tanto que llegó a los oídos (u ojos) de los poderosos mediáticos. Y como en las viejas épocas, lo apretaron en la casa, lo obligaron a cerrar, lo amenazan ahora con un juicio absurdo. Es decir, ellos que luchan contra la Ley K de Control de Medios, actuaron como si lo que hubiese estado vigente fuese una Ley de Control de Medios K, que no es lo mismo.Pero parece que se encontraron con alguien difícil. Este perejil se la bancó y no arregló en la mediación. Que aguante! Me hubiese gustado que me pase a mí, aunque debo decir de nuevo, no sé si me la hubiese bancado tanto. Yo tengo dudas sobre mí mismo, que hubiese hecho ahí!, con esos tipos enfrente. Ahora, no me queda ninguna duda del coraje de este pibe y de lo que este pibe hubiese hecho en otras épocas, esas más difíciles que hablábamos al comienzo.Pero algo quiero hacer, esto una vez más me invita a ser parte. Por eso quiero proponer, o sumar, o aportar, para desvelar una vez más los actos de estos poderosos, que hoy piden que no los censuren. Alguien dijo una vez proletarios del mundo uníos! Otro contexto, otra época. Pero no es mucho pedir, hoy 4 de septiembre de 2009, que quienes tenemos algún canal de expresión, por más insignificante que sea, banquemos la actitud de este muchacho. Unámonos en esta causa. Hagamos conocer esta noticia.
Tres al hilo Por Eduardo Aliverti
Estos días son testigos de que la política argentina conserva una dinámica notable. Si se está de acuerdo o no con aquello que se mueve es otro tema.
Sucedieron tres cosas, reveladoras de que lo impensado puede ocurrir gracias a la participación y la lucha de los actores sociales más incansablemente inquietos. Una es la desincriminación del porro, para ponerle un título que, quizás, es lo que mejor les baja un cambio a los bíblicos salames mediáticos que hablan de la “despenalización de las drogas”. Gracias al fallo de la Corte se abrió la puerta, apenas pero nada menos, para que en vez de destinar un paquete incontable de plata y recursos humanos a perseguir fasitos y perejiles se lo haga contra los narcos sin joda, o aunque sea para programas serios de prevención. Detrás de esa sentencia, hubo el alerta constante de muy numerosos especialistas, analistas, psicólogos sociales, penalistas, intelectuales, que no se cansaron de advertir sobre la sinrazón de combatir a la droga con criterios represivos minimalistas. La caída del Fino Palacios es el segundo episodio. Macri se jugó una batalla personal en la defensa de ese sujeto que anda por la vida rodeado de sospechas y acusaciones gravísimas, que nunca pudo despejar. Sin embargo, las denuncias y la militancia de los organismos de derechos humanos, entre otros, tuvieron una potencia superior al ensimismamiento con que el alcalde de Buenos Aires respaldó a su vigilante. Y el Fino abandonó. Si lo que lo reemplaza es igual o peor será motivo de otra pelea que los incansables no vacilarán en dar.
Y la presentación del proyecto de ley de Medios Audiovisuales, por supuesto. Es el que más pasiones naturales e inducidas enciende. Visto el incendio provocado por la propuesta, con llamas de un tamaño que obligan a retroceder hasta el clima del segundo gobierno de Perón, conviene dividir razonamientos sin ninguna esperanza de éxito. Los que odian y los que aman al kirchnerismo no quieren escuchar nada de nada y se oponen o apoyan desde el prejuicio incondicional. Y quienes intuyen que deberían tener una mirada más o menos parecida a lo equidistante, porque no confían ni en los unos ni en los otros, coinciden con los demás en que no leyeron ni una mísera línea del proyecto. No son únicamente los dirigentes de la oposición y voceros periodísticos varios, sino también la “gente del común” que no siente, ni por asomo, que cambiar la ley de radio y televisión sea un asunto prioritario. El trabajo, la “inseguridad”, los precios, el alquiler, la escuela de los chicos, el paco, la vivienda, quedan a años luz por delante de considerar que lo que sale por los medios tiene relación íntima con el trabajo, la “inseguridad”, los precios, el alquiler, la escuela de los chicos, el paco, la vivienda. Como ésa es una discusión probablemente irresoluble, por lo menos pongámonos de acuerdo en que, en política, es impresionante que después de 26 años se haya podido presentar un proyecto de radio y tele que sustituya al de la dictadura. ¿Porque, o sólo porque, los K libran una guerra individual contra Clarín y viceversa? No: porque después de 26 años siguió habiendo quienes aprovecharon cada hendija, cada oportunidad mediática, cada mesa redonda y conferencia y charla y congreso sobre comunicación que parecían inútiles, cada afiche, cada entrevista, cada declaración personal o institucional, para llamar la atención sobre el bochorno de que no se pudiera derogar la ley de los milicos. Y si luego ocurre que los vectores circunstanciales que implementan esa energía son gente que no nos gusta, pues repasen el Upa de la dialéctica para recordar que hay las contradicciones principales y las secundarias. De lo contrario se cae en una lógica binaria espantosa, que preconcibe buenos y malos absolutos, descontextualizados. Y su efecto –más allá o más acá de las increíbles campañas de los medios– es entre otros el espectáculo deplorable a que asistimos por estas horas, sobre todo en las radios, con gente que putea a los gritos sin tener ni la más remota idea del objeto de estudio.
¿Qué tiene esa gente en la cabeza? ¿Imagina que una ley habilitará exiliar periodistas? ¿Piensa que arriba la Gestapo o el zurdaje que preocupa a Mirtha, y que los medios serán ocupados por monstruos orwellianos que pingüinizarán la vida cotidiana? Como sea, la batalla no se libra con los (tal vez) representativos sino con los significativos. No es Doña Rosa la que define. Y eso quiere decir un escenario de disputa entre aquellos con capacidad de incidir en la construcción de sentidos. Excluidos los que no saben de lo que hablan, hay que concentrarse en los que sí lo saben pero, precisamente por eso, intentan meter todos los goles con la mano. No hay hasta ahora una sola crítica técnica a la propuesta. Ni una. Y es que, si la hubiera, en lugar de anclar el cuestionamiento en razones de política (de negocios) y temor al apriete de los grandes grupos mediáticos, habría serias dificultades para oponerse. Repasemos algunas preguntas. ¿Cómo se hace para estar en contra de reducir en más de un 50 por ciento la cantidad de licencias de radio y tevé que puede operar un mismo licenciatario? ¿Cómo se cuestiona que un tercio del espectro pueda pelearse para el sector público no gubernamental? ¿Cómo se enfrentan a que un mismo grupo no pueda disponer de las redes tecnológicas, la producción de contenidos y su distribución? ¿Cómo se las ingenian para denostar un convite que recoge grandes porciones de legislación estadounidense y europea, y definido como ejemplaridad mundial por el Relator de las Naciones Unidas para la Libertad de Expresión? ¿Cómo hacen? Está claro cómo hacen: hablan a la bartola de un ataque a la prensa, no contrastan ni siquiera un proyecto alternativo, esparcen que el país está incendiado. A esta altura ya no se sabe quién fue el autor de la frase porque es atribuida a unos cuantos, pero eso no invalida su solidez: atacan como partido político, y se defienden con la libertad de prensa.
El kirchnerismo es muy sospechoso en varios aspectos, uno de ellos es su relación con la prensa y, ya que estamos, se ha llegado a esta instancia tras muchos intentos de negociar y beneficiar a los factores de poder corporativos que hoy enfrenta. Pero nada de eso concede que, puestas las cosas en el terreno –otra vez– dialéctico de que hoy se trata, el partido mediático y sus sucedáneos no se animen ni tan apenas a debatir. O, peor todavía, que propongan el cruce para las calendas griegas del año que viene, cuando arrancará la desembocadura de las elecciones presidenciales del 2011. Encontrar para ese entonces diputados o senadores que se animen a votar en contra de los intereses mediático-corporativos llevaría el tiempo de búsqueda del eslabón perdido.
Dicen que esto no se puede aprobar contrarreloj y tienen razón. Pero es que hace 26 años que no es el momento. 26 años. Toda nuestra vida en democracia hace que no es el momento, miserables.